Los suris, aves que habitan el Altiplano de Puno, tienen papeles definidos en la reproducción. El macho construye los nidos, rasga la tierra, empolla y cría a los polluelos hasta la adultez. En cambio, las hembras tienen una misión más relajada, solo producen los huevos.

Sin embargo, en ese reparto de roles para garantizar la continuidad de la especie se meten los cazadores furtivos, que se llevan los huevos, matan a las aves para aprovechar su carne y plumas. Los suris están en extinción. Según el último censo de 2016, la población entre las alturas de Puno, Tacna y Moquegua, bordean los 360 ejemplares. Por eso el Proyecto Especial Lago Titicaca (PELT) desarrolla un programa para preservarlo en un criadero ubicado en la zona alta de la provincia de El Collao-Ilave y al sur de Puno.

La República llegó hasta ahí a más de de 4.200 metros sobre el nivel del mar. En esa área, la vegetación natural está en los bofedales cuyo hábitat se comparte con las alpacas. Hace tres semanas nacieron 18 polluelos. Antes de romper el cascarón empollaron mes y medio en distintos módulos de conservación del programa.

El PELT desarrolla una crianza en cautiverio al aire libre en un espacio de 140 hectáreas. El titular de este sector, Julver Josue Vilca Espinoza, aseguró que el proyecto anualmente les demanda una inversión de 600.000 soles.

Según el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), el Suri está amenazado por la caza furtiva, la disminución de su hábitat y el robo de sus huevos. Sus plumas son muy codiciadas para la elaboración de trajes típicos. Y a su carne y grasa también se le atribuye cualidades curativas para diversos males.

Los 18 nuevos ejemplares forman parte de un esquema de reproducción poco conocido hasta ahora.

Se suman a una población de 227 que existen en la zona de Calachaca, entre juveniles, adultos jóvenes y adultos.

El biólogo Edwin Adderly Hancco Arenas dijo que estos polluelos forman parte de la primera camada. El periodo natural de predisposición a la reproducción de las hembras se da entre julio a diciembre. En este tiempo los machos, antes de aparearse, construyen nidos en la tierra. Una hembra puede poner entre dos a doce huevos durante los cinco meses.

Si estuvieran en estado natural sus huevos terminarían en manos de los cazadores furtivos. Pero dentro del área de conservación de Calachaca los biólogos del PELT son responsables de juntarlos y llevarlos a los nidos para que sean anidados por los machos durante 45 días.

Según Hancco Arenas, el Suri macho solo se mueve del nido para tomar agua y alimentarse. Después retorna su lugar para continuar dándole calor a su descendencia. Las hembras mientras tanto continúan apareándose y produciendo huevos. El macho tiene solo siete días para comenzar la anidación. Después el huevo solo sirve de alimento o estudio.

El director del PELT, Julver Vilca, precisó que si la entidad que representa cuenta con un área de conservación de Suris, es porque responde a la necesidad de conservar a esta especie amenazada por el hombre y una serie de felinos cazadores.

El nacimiento de los nuevos Suris dio la vuelta al mundo porque cada vez su población es menor. Vilca Espinosa dijo que está dispuesto abrir las puertas a todo aquel que quiera conocer cómo es que están trabajando en la recuperación de esta especie.

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