Chincha: alcalde César Carranza ordenó demoler obelisco en honor a los Mártires de Uchuraccay
La demolición del monumento dedicado a los periodistas asesinados en 1983 desató indignación entre gremios y ciudadanos, que exigen respeto a la memoria y la prensa libre.

Una total falta de respeto a las instituciones de Chincha. Así califican los periodistas de la región Ica a la decisión del alcalde provincial César Carranza Falla, quien ordenó la demolición del Obelisco de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP), monumento dedicado a los Mártires de Uchuraccay, símbolo de memoria del periodismo peruano.
El hecho ocurrió durante el inicio de las obras de mejoramiento vial en el cercado de Chincha Alta. Sin previo aviso ni coordinación, el obelisco donde se realizaban ceremonias protocolares y homenajes cada año fue retirado por orden directa del municipio, de una manera grotesca sin aviso alguno.
Periodistas de la ANP Chincha calificaron el acto como una afrenta al gremio y una muestra del autoritarismo del alcalde, quien, según denuncian, viene ejecutando obras sin diálogo ni respeto hacia las organizaciones vivas de la provincia.
La ANP Nacional y la filial Ica emitieron un pronunciamiento en el que expresan su “más enérgica protesta” y exigen la reconstrucción inmediata del monumento, en coordinación con el gremio periodístico. Señalaron que el obelisco “es un símbolo de memoria y compromiso con la libertad de prensa” y que su demolición constituye un atentado contra la institucionalidad del periodismo peruano.
«Más allá de la presencia de distintivos institucionales que identifican a este gremio, el Obelisco se había constituido en el espacio para los actos de memoria por los Mártires de Uchuraccay y otros actos relevantes que han movilizado al sector periodístico en los últimos años, por lo que este hecho también es una afrenta al periodismo nacional y, en especial, a hombres y mujeres de prensa en Chincha» pronunció el gremio.
Quiénes fueron los Mártires de Uchuraccay:
Los Mártires de Uchuraccay fueron ocho periodistas peruanos asesinados el 26 de enero de 1983 en la comunidad ayacuchana del mismo nombre, cuando intentaban informar sobre la violencia desatada por Sendero Luminoso. Su muerte simboliza el costo de ejercer el periodismo en contextos de conflicto y la defensa del derecho a informar en el Perú.

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