Minería en Ica registra caída del 20% durante el segundo trimestre de este 2025, según el INEI
La producción minera en Ica retrocedió por la menor extracción de hierro, afectando el empleo y la economía regional, pese a seguir siendo su segundo motor productivo.

La minería atraviesa un retroceso importante en Ica. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la actividad minera cayó 20% durante el segundo trimestre del 2025, afectada principalmente por la menor producción de hierro debido a paralizaciones operativas. El golpe se siente en toda la cadena económica regional, donde miles de familias dependen del empleo minero y de los servicios que giran a su alrededor.
Pese a la caída, la minería sigue siendo la segunda fuerza económica más importante de Ica, solo detrás de la agroexportación. De acuerdo con el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), el 18,5% del total de la economía iqueña proviene directamente de esta actividad, es decir, casi 2 de cada 10 soles que se mueven en la región.
El investigador Patricio Lewis, de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES), destacó que el sector sigue siendo clave: “Si la minería mantiene su crecimiento, Ica podrá generar más empleos estables, atraer inversiones y consolidarse como una de las zonas más competitivas del país”, señaló.
El Ministerio de Energía y Minas informó que, hasta julio de este año, la minería generó 262.786 empleos en el país, un aumento de 2,4% respecto a junio. Sin embargo, en regiones mineras como Ica, la caída del hierro impacta directamente en el empleo local y en el dinamismo del comercio, la construcción y el transporte.
El hierro, principal mineral extraído en la región, es vital para la industria del acero, utilizada en la construcción, los automóviles y los electrodomésticos. Las paralizaciones registradas en los últimos meses frenaron la producción y redujeron el flujo económico en zonas mineras y portuarias.
Expertos advierten que la recuperación del sector dependerá de generar condiciones seguras para la inversión, con estabilidad jurídica, agilidad en permisos y mejor relación con las comunidades. “Ica tiene potencial para seguir creciendo, pero necesita un entorno estable que asegure beneficios reales para la población”, agregó Lewis.
De cara al futuro, el gran desafío será evitar que la minería se convierta en un motor económico que solo beneficia a unos pocos. La formalización laboral, la inversión en tecnología y una distribución equitativa de los recursos definirán si el auge minero se traduce en desarrollo real para las familias iqueñas.
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