Disparan a dos mujeres y queman camioneta durante enfrentamiento limítrofe en Ayacucho
El humo de una camioneta ardiendo en llamas en la zona de Compayhuara, en los límites de los...

El humo de una camioneta ardiendo en llamas en la zona de Compayhuara, en los límites de los centros poblados de Andabamba y Huancarucma, jurisdicción de la provincia de Cangallo, volvió a convertirse en un lamentable hecho de violencia territorial, dejando cuantiosos daños materiales y heridos tras un enfrentamiento. De acuerdo con los testimonios recogidos, pobladores de Andabamba habrían sido sorprendidos por un grupo aún no identificado, presuntamente vinculado a la comunidad vecina. Los atacantes, según versiones preliminares, hicieron uso de armas de fuego contra hombres y mujeres que se encontraban en el lugar.
En medio del caos, las balas alcanzaron a Elena Salvador Cahuana y Rosada Sulca Huamaní, quienes tuvieron que ser trasladadas de emergencia al Hospital de Apoyo de Cangallo. Otros comuneros con lesiones menores fueron atendidos en su propia localidad por el personal de salud. Antes de retirarse, los agresores prendieron fuego a una camioneta, dejando un rastro de destrucción y un ambiente de tensión que se vive actualmente en este lugar.
Un conflicto que no cesa
La Policía Nacional llegó desde la comisaría de Cangallo para iniciar las investigaciones y tratar de identificar a los responsables, pero la población desconfía. No es la primera vez que ocurre. En noviembre del año pasado, otro enfrentamiento dejó heridos y cuantiosos daños materiales.
Este problema tiene raíces profundas: una disputa histórica por la delimitación de tierras entre ambas comunidades. Pese a que en octubre del 2020 la justicia dictó sentencia a favor de Andabamba, sus habitantes aseguran que los supuestos invasores desconocen la ley y continúan con actos de hostigamiento.
Tierra en disputa, vida en suspenso
La violencia no solo amenaza la integridad de los comuneros, también golpea la economía local. La incertidumbre sobre la propiedad de los terrenos impide sembrar con seguridad productos de primera necesidad como papa y maíz. Además, las tensiones rompieron los lazos comerciales que por años unieron a ambas poblaciones en mercados y ferias locales. “Vivimos con miedo, no sabemos en qué momento volverán a atacarnos. Queremos paz, pero también respeto a la justicia”, comentó un morador de Payahuanay-Andabamba, recordando con indignación que las instituciones del Estado no hicieron respetar las resoluciones judiciales.
Caminos hacia la paz
A pesar del clima de hostilidad, algunos líderes comunales de ambas zonas insisten en la necesidad de abrir el diálogo. Se habla de conformar una comisión imparcial que evalúe los derechos históricos y territoriales de ambos pueblos, con el objetivo de frenar el espiral de violencia que solo dejó heridos, pérdidas y resentimiento.
Lea la nota original aquí o visita el medio Diario Jornada
0 Comentarios