Perú / 19 de agosto de 2025
Organizaciones indígenas y civiles exigen a la OTCA declarar la Amazonía libre de combustibles fósiles


BOGOTÁ, COLOMBIA. En el marco de la V Cumbre de Presidentes de la Amazonía, que se realizará del 18 al 22 de agosto en Bogotá, una coalición de más de 50 organizaciones y nacionalidades indígenas de la región, entre ellas la peruana Aidesep, ha emitido un pronunciamiento. El documento exige a los líderes de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) que declaren a la Amazonía como la primera zona de exclusión mundial para la exploración y producción de combustibles fósiles.
El pronunciamiento, impulsado por la «Asamblea por una Amazonía Libre de Combustibles Fósiles», afirma que el bioma no es una «zona de sacrificio», sino un «territorio de la vida, cultura y resistencia».
La carta denuncia la constante expansión de proyectos de petróleo y gas en la región, citando casos específicos como las concesiones en la Ronda sur oriental y el incumplimiento del cierre del Bloque 43 ITT en la Amazonía ecuatoriana, el licenciamiento para la exploración del Bloque 43 ITT en Brasil, la reactivación del Lote 64 en el Perú y los avances de compañías en el Putumayo colombiano. A esto se suma, señalan, el legado de «pasivos ambientales» y derrames tóxicos sin remediar.
Gilberto Guevara, líder indígena, muestra bolsas con residuos de derrames de petróleo en el Bloque 192, donde han ocurrido más de 200 derrames desde 1997. (Foto: Alessandro Cinque / Alamy)
Compromisos clave de la Declaración
La declaración insta a los gobiernos amazónicos a adoptar un «mandato regional» para una transición energética justa y a llevar una propuesta ambiciosa a la COP30 en Belém. Entre los compromisos específicos que se les exige a los presidentes se encuentran:
- Hoja de ruta para la transición: Construir una hoja de ruta hacia una transición energética justa, popular e inclusiva, con objetivos claros y un cronograma progresivo. Esta propuesta debe ser llevada a la COP30 como una contribución regional.
- Moratoria inmediata: Establecer una moratoria regional inmediata sobre la licitación, adjudicación y expansión de nuevos bloques de exploración y explotación de petróleo y gas, tanto en tierra como en el mar.
- Plan de reparación: Desarrollar un Plan Regional de Cierre Progresivo y de Remediación Ambiental de las zonas ya explotadas por la industria fósil, con la participación y el consentimiento de los pueblos y comunidades afectadas.
- Fondo de reparación: Incluir en el Mecanismo de Financiamiento de la OTCA la creación de un Fondo Regional de Transición Justa y Reparación, con un enfoque de acceso directo para los pueblos indígenas, destinado a remediar pasivos ambientales y financiar sistemas energéticos sostenibles.
- Eliminación de subsidios: Coordinar a nivel regional la eliminación progresiva de los subsidios públicos destinados a la exploración y producción de combustibles fósiles y redirigir esos recursos hacia el fortalecimiento de las economías locales.
- Prohibición de financiamiento: Promover una política regional para prohibir el financiamiento público y privado de nuevos proyectos fósiles en la Amazonía.
- Mecanismos de participación indígena: Operacionalizar el Mecanismo Amazónico de Participación Indígena (MAPI), con estructura, presupuesto y reglamento, garantizando la participación efectiva de los pueblos indígenas y abordando la transición energética como un tema prioritario.
Líderes reunidos durante la IV Cumbre Amazónica 2024 realizada en Belém do Pará, Brasil. (Foto: France 24)
El documento concluye con la urgencia de tomar acciones concretas y efectivas, afirmando que una Amazonía libre de combustibles fósiles podría ser un «precedente global» y un faro de esperanza en la lucha contra el cambio climático.
La Cumbre de la OTCA es la última gran instancia política antes de la 30 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP20), que se celebrará del 10 al 21 de noviembre en Belém (Brasil). Esto convierte los acuerdos que se tomen en Bogotá en un aporte clave para las negociaciones climáticas globales.
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