Evan McLeod tiene cuatro años, autismo y una gran afición por los personajes de Disney. Adora vestirse como las princesas y villanas favoritas.
Eeka Rocha McLeod lo sabe bien sabe y todas las semanas lo lleva a Disneylandia, ese mundo de colores donde su pequeño es feliz.
Desde que lo adoptó en una casa refugio, su vida cambió para siempre.
Según contó Eeka a CBS News, la madre biológica de Evan es adicta a las drogas y él nació prematuramente.
Además del Trastorno del Espectro Autista (TEA), fue diagnosticado con microcefalia “y retrasos en el desarrollo cerebral”.
“Sus músculos son débiles, comenzó a hablar recientemente y todavía tiene dificultades, sus interacciones sociales son siempre un poco únicas”, ha dicho Eeka Rocha McLeod, residente de California (Estados Unidos).
Muchos de los actores que trabajan en Disney ya los reconocen.
“Y no me juzguen, pero los restaurantes y los vendedores de carritos de churro definitivamente lo saben”, dijo Eeka, muy emocionada.
Ella comparte fotos y videos de esas visitas en su cuenta de Instagram. De hecho, Evan se ha hecho amigo de varias “princesas” que lo toman de la mano y caminan con él entre parques de diversión y golosinas.
“Ama las diferencias”
La primera vez que su engreído pidió usar un vestido fue en junio pasado, cuando su familia se estaba preparando para su viaje a Disneylandia.
“Al principio pensé que estaba confundido, así que seguí mostrándole el traje de caballero y él insistió en que quería Blancanieves”, recordó Eeka Rocha McLeod.
Desde ese día, su engreído ha usado vestidos y tutús en el parque de diversiones.
“No tardé mucho en darme cuenta de que su forma de pensar y comportarse no era tan diferente de la mayoría de los niños”, señaló Eeka.
“La única diferencia real es que arroja un montón de fabuloso en todo lo que hace. Hay que amar las diferencias”.
Eeka Rocha McLeod ha seguido compartiendo estas postales tiernas con la esperanza de mostrar a los demás que esas diferencias deben ser aceptadas.
“Como madre, elijo alentar la confianza y la amabilidad porque eso es lo que finalmente hace la diferencia en la vida y el corazón de los niños como el mío”, señaló.
Evan también ama el maquillaje, sobre todo cuando se lo realizan en la boutique Bibbidi Bobbidi.
“Espero que el coraje y la alegría de Evan lo alienten a salir y ser dueño de su ser más glamoroso”, comentó Eeka Rocha McLeod. “Es el arte de amar la diversidad”.
