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Candidatos sobran, propuestas faltan: Perú camino al caos en las Elecciones 2026

La crisis política de Perú no da tregua. Seis presidentes en los últimos años y un Congreso con niveles de aprobación ínfimos muestran el grado…

Candidatos sobran, propuestas faltan: Perú camino al caos en las Elecciones 2026 - Perú

La crisis política de Perú no da tregua. Seis presidentes en los últimos años y un Congreso con niveles de aprobación ínfimos muestran el grado de descomposición institucional que sufre el país. Mientras en Lima el caos parece algo cotidiano, en las regiones se percibe como una fractura profunda, con consecuencias concretas: muertes en protestas, parálisis económica, desconfianza generalizada y un desencanto feroz hacia la democracia.

Katherine Mendoza, de CuscoPost, y Óscar Altamirano, de Radio Cutivalú, guiaron una conversación urgente con dos voces clave: Eduardo Ballón, antropólogo de Desco, y Óscar Matutti, analista político cusqueño. Ambos ofrecieron diagnósticos duros y lúcidos sobre la situación actual y los riesgos inminentes que enfrenta el país de cara al 2026.

Ballón fue claro desde el inicio: la crisis golpea más fuerte fuera de Lima. El 37% de peruanos no cree en las elecciones. La desconfianza es aún mayor en zonas rurales, pobres y alejadas. El desprestigio de la presidenta Dina Boluarte y del Congreso no solo refleja rechazo a las personas, sino a la política misma. Según Ballón, lo que existe es una democracia vacía de contenido, capturada por intereses particulares y desconectada del ciudadano común.

Matutti coincide. El Perú atraviesa una crisis democrática permanente. El Congreso ha roto el equilibrio de poderes. Controla incluso la justicia. Y mientras tanto, el sistema político se fragmenta peligrosamente. Hay 43 partidos habilitados, el doble que en 2021. Muchos de ellos son simples vientres de alquiler, sin bases, sin militantes, sin ideas.

La situación es grave: la desconfianza no es ideológica, es estructural. Nadie cree en nadie. Ni en el gobierno, ni en el Congreso, ni en las empresas, ni en las ONG. El sistema no ha sabido incluir al ciudadano de a pie en el crecimiento económico. Aunque el Estado anuncia que la pobreza disminuye y la economía crece, la calle cuenta otra historia. En regiones como Cusco, la gente no siente el impacto de la minería ni del turismo. La plata no les llega.

Política en Perú al borde del abismo

En ese contexto, los especialistas prevén que las elecciones del 2026 serán aún más complejas. Podrían pasar a segunda vuelta dos candidatos con apenas 4% o 5% de votos. El escenario proyecta una segunda vuelta de terror. La atomización de partidos y la falta de propuestas reales anticipan más de lo mismo: caos, inestabilidad y un Congreso sin legitimidad.

La preocupación va más allá de las presidenciales. El Congreso tendrá más poder que nunca, especialmente con el retorno de la bicameralidad. Sin reglas claras, será una trinchera para los intereses particulares. Y eso, según Ballón, ahondará la fractura entre el poder y la población.

Desde Cusco, los intentos de figuras como el gobernador Werner Salcedo de postular generan rechazo. La ciudadanía ya no quiere caudillos disfrazados de líderes. La región necesita nuevos cuadros políticos, pero el sistema no los forma. La política no promueve experiencia ni compromiso, solo oportunismo.

A pesar de todo, hay señales débiles de cambio. Aparecen liderazgos jóvenes, desde provincias, fuera del radar limeño. Pero necesitan espacio. Necesitan tiempo. Y necesitan un sistema que los escuche. Hoy, solo el 9% de peruanos participa en partidos políticos. Sin participación real, no hay democracia.

El diagnóstico es claro. Lo que viene será duro. El sistema democrático se desmorona. Hay que reconstruirlo desde abajo, desde las regiones, desde la gente. Para eso, se requiere presión ciudadana, coaliciones serias, y propuestas concretas. No basta con elegir a alguien nuevo. Hay que cambiar las reglas del juego.