Gobierno y Congreso retroceden con la reforma de las AFP ante protestas y temor a que pase lo de Nepal
Miles de jóvenes marchan contra la contrarreforma de las AFP, la inseguridad y los crímenes de estado, organizándose con fuerza tras inspirarse en movilizaciones internacionales como Nepal.

El último fin de semana, miles de jóvenes tomaron las calles de Lima, Piura, Trujillo y Puno para rechazar la reforma previsional aprobada por el Congreso y respaldada por el Gobierno. La llamada “modernización” del sistema de pensiones ha sido calificada por diversos sectores como una contrarreforma, pues limita el acceso a los ahorros previsionales y fortalece a las AFP en desmedro de los trabajadores.
La movilización fue organizada principalmente a través de redes sociales y colectivos ciudadanos, con fuerte participación de la Generación Z. Jóvenes estudiantes y trabajadores salieron con pancartas, consignas y hasta banderas inspiradas en el anime One Piece, símbolo que en Nepal e Indonesia ha representado la unión del pueblo contra la corrupción y el abuso del poder. En ambos países, dichas protestas llegaron incluso a derrocar a las autoridades.
Según fuentes políticas, ese precedente internacional habría generado temor en el Ejecutivo y el Congreso peruano, preocupados por un escenario de desborde social. En respuesta, el Gobierno desplegó un numeroso contingente policial que reprimió a los manifestantes con gases lacrimógenos, perdigones y detenciones, pese a que la protesta había sido en gran medida pacífica. Varias personas resultaron desmayadas por la inhalación de gases y algunas fueron detenidas simplemente por grabar los hechos.
Lejos de amedrentarse, los manifestantes anunciaron que se organizarán mejor y que volverán a marchar este 20 y 21 de septiembre en Lima y en plazas principales de distintas regiones. Las consignas son claras: derogación total de la contrarreforma de pensiones y la vacancia de Dina Boluarte, a quien acusan de blindar al Congreso y de avalar leyes que favorecen al crimen organizado mientras la inseguridad crece en el país.
En un giro legislativo, el Congreso ya presentó un proyecto de ley que busca derogar la reforma de las AFP, un paso que los jóvenes consideran insuficiente y parcial. Aunque la iniciativa podría abrir la puerta a la liberación de los fondos retenidos, los manifestantes sienten que se les ha quedado corto el espacio de acción, y que su presencia en las calles sigue siendo necesaria para garantizar cambios más profundos y duraderos.
Las protestas de septiembre se perfilan como un nuevo pulso entre ciudadanía y autoridades, con un escenario abierto: mientras el Congreso y el Gobierno buscan atenuar el descontento prometiendo cambios parciales, los jóvenes demandan transformaciones de fondo. El recuerdo de Nepal y la fuerza creciente de la Generación Z marcan el rumbo de un movimiento que, por ahora, no parece dispuesto a retroceder.

¿Qué pasó en Nepal?
En septiembre de 2025, Nepal fue escenario de un levantamiento juvenil sin precedentes que derrocó al gobierno de K.P. Sharma Oli. La chispa inicial fue una repentina prohibición de redes sociales, pero la protesta se transformó rápidamente en un clamor masivo contra la corrupción y la falta de oportunidades. Miles de jóvenes, organizados a través de plataformas como Discord, tomaron las calles de Katmandú y otras ciudades, exigiendo cambios estructurales. La situación escaló a tal punto que edificios emblemáticos como el Singha Durbar y el Parlamento fueron incendiados por los manifestantes. Las fuerzas de seguridad respondieron con violencia, resultando en al menos 72 muertos y más de 2.100 heridos.
En medio del caos, los jóvenes activistas utilizaron inteligencia colectiva y herramientas digitales para organizarse y tomar decisiones políticas. A través de encuestas en Discord, eligieron a Sushila Karki, exjueza del Tribunal Supremo, como primera ministra interina. Su nombramiento fue respaldado por el ejército y el presidente, marcando un hito histórico al ser la primera mujer en ocupar el cargo en Nepal. Este movimiento no solo derrocó a un gobierno, sino que también demostró el poder de la juventud conectada digitalmente y su capacidad para redefinir el futuro político de una nación.
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