Indignación y esperanza: el nuevo rostro de las marchas en el Perú de la mano de la Generación Z
La última jornada de marchas en el Perú volvió a encender la indignación ciudadana. Los manifestantes salieron a...

La última jornada de marchas en el Perú volvió a encender la indignación ciudadana. Los manifestantes salieron a las calles con un mensaje claro: basta de corrupción, represión y violencia estatal. Aunque en algunas regiones las movilizaciones fueron pacíficas, en Lima se registró un nuevo muerto y decenas de heridos. La sociedad civil y, sobre todo, los jóvenes, volvieron a ocupar el centro del debate político.
“Estamos hartos”, dijo Giovanna Almonacid, socióloga especializada en desarrollo social y género. “El país se está yendo al barranco, pero los jóvenes nos están dando una lección”. Para ella, el nuevo ciclo de protestas simboliza un despertar colectivo. En Cusco, las marchas fueron ordenadas y sin enfrentamientos. En Huancayo, hubo solo pequeños roces con infiltrados políticos. Pero en Lima, el clima cambió por completo. La policía intervino con gases lacrimógenos antes de las ocho de la noche y desató la violencia.
El joven Leandro Pacheco, de 18 años, es uno de los rostros visibles del colectivo Jóvenes Líderes para el Perú (JLP). Su movimiento nació de forma espontánea el 13 de septiembre, organizado desde un grupo de WhatsApp. “Somos democráticos, pacifistas y buscamos unidad”, explicó. “El problema es la desorganización y la falta de planificación. Si queremos resultados, debemos pensar a largo plazo”. Para él, las marchas no son el fin, sino una herramienta de resistencia y de educación cívica.
Indignación y miedo: la violencia que no cesa
Las cifras que deja esta nueva ola de protestas son duras: 60 policías heridos, 20 detenidos, un muerto y dos heridos de gravedad. Almonacid considera que el Estado ha normalizado la represión. “El nuevo presidente Jerí sigue el mismo camino de su antecesora. Si hubiera pedido perdón y derogado las leyes procrimen, todo sería distinto”, afirmó. Para ella, la violencia se ha institucionalizado y la Policía Nacional actúa con carta abierta. “Ya no pueden culpar a los venezolanos. Los que matan ahora son los policías”, sentenció.
Leandro coincide. Denunció que muchos jóvenes reciben amenazas, reglaje y persecución. Algunos usan pasamontañas no por vandalismo, sino por miedo. “Te siembran cosas, te inventan delitos”, contó. Aun así, insiste en mantener la lucha. “Tengo miedo, pero no voy a callar. Ya he salido varias veces a marchar y no pienso detenerme. Esta es mi vida y mi futuro”.
Desde Huancayo, el periodista Percy Salomé de Huanca York Times resaltó que las protestas en su ciudad fueron ordenadas y con acompañamiento de la policía. Sin embargo, advirtió que el malestar es generalizado. “El país vive en tensión constante. Hay inseguridad, crisis económica y autoridades desconectadas”, dijo.
En Piura, el sociólogo y docente universitario Edison Torres reflexionó sobre el papel de la juventud. “Los jóvenes han perdido la confianza en la clase política, pero están recuperando su rol ciudadano. Son la reserva moral del país”. Para él, la solución pasa por reconstruir la identidad y la participación política desde las aulas. Recordó que, desde los años noventa, el miedo al activismo despolitizó a los estudiantes. “La dictadura de Fujimori quebró el pensamiento crítico”, sostuvo.
La nueva generación busca reformar el Perú desde las calles y las ideas, en medio de protestas, represión y esperanza. | IMAGEN: AleRozas_ (X)
Generación Z y el nuevo rostro de la protesta
Para Almonacid, el dato es revelador: el 23.8% de la población peruana son jóvenes, y de ellos, más de la mitad son mujeres. “La juventud está despertando y asumiendo su rol protagónico. Son quienes renovarán la política nacional”, subrayó. Leandro, por su parte, rechaza que sean manipulables. “No queremos ideologías impuestas. Queremos democracia real, sin partidos corruptos ni cascarones vacíos”.
El joven dirigente plantea tres frentes de acción: movilización, concientización y reforma legal. Cree que la protesta no debe quedarse en las calles, sino traducirse en propuestas concretas. “No basta con derogar leyes. Hay que reemplazarlas y educarnos para saber cómo hacerlo”. Su visión apunta a una lucha de largo aliento: “Si toma un año o treinta, seguiremos hasta que la democracia prevalezca”.
Torres complementó esa idea con una advertencia. “La corrupción es transversal y nos está pudriendo como sociedad. Pero los jóvenes pueden cambiar eso”. Almonacid coincidió y pidió nuevos liderazgos femeninos que limpien la imagen que dejó la primera presidenta del Perú. “Ella no nos representa”, dijo.
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