Escenificaron la mítica Leyenda de La Achirana del Inca en Marco del 22 de marzo, Día Mundial del Agua.
La Junta de Usuarios del Sector Hidráulico Menor La Achirana Clase B, realizó una actividad en la nueva bocatoma localizada en el distrito de San José de los Molinos en Ica donde se reafirmó el compromiso del cuidado del recurso hídrico que está escaseando debido a los efectos del cambio climático.
El presidente de la junta de usuarios expresó que han presentado al Gobierno Regional un proyecto de ensanchamiento y prolongación de La Achirana puesto a que se necesita una mejor captación del agua para los agricultores sobre todo en los distritos de Pachacútec, Tate y Santiago que pertenecen a la parte baja de la provincia de Ica.
También hizo mención sobre las metas que vienen alcanzando los productores de alimentos como la palta, granada y uva que se están dedicando a la agricultura familiar el cual se encuentran exportando sus productos al extranjero.
Además enfatizó que acudió al Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, junto a los representantes de las demás juntas de riego de la región Ica, ya que están a la espera de que se concreta el Proyecto Tambo que beneficiará a miles de regantes a nivel regional así como a los de Huancavelica que están cerca a la laguna de Choclococha.
LA LEYENDA DE LA ACHIRANA DEL INCA
Según la tradición en el año 1412, el Inca Pachacútec en compañía de su hijo el príncipe Yupanqui y de su hermano Capac Yupanqui, emprendió la conquista del valle de Ica, cuyos pacíficos habitantes, no carecían de esfuerzo y elementos para la guerra. por lo que el Inca propuso a los iqueños que se sometiesen a su paternal gobierno.
Visitando el feraz territorio que acababa de someter, se detuvo en el pago llamado Tate, cuya propietaria era una anciana a la que acompañaba su bellisima hija, llamada CHUMBI YAYA.
El conquistador, creyó que también sería fácil su conquista, pero Chumbi Yaya amaba a un galán de la comarca, y tuvo la energía necesaria para resistir a los enamorados ruegos del omnipotente soberano.
El Inca, al ver perdida la esperanza de ser correspondido, decidió dejarla en paz y otorgarle la merced que le pidiera, en recuerdo del amor que le inspiró. Para ello, Pachacútec llamó a la joven y tomándole de la mano le dijo:
«Quédate en paz, paloma de este valle, y que nunca la niebla del dolor tienda su velo sobre el velo de tu alma. Pídeme alguna merced, que a ti y a los tuyos, haga recordar siempre el amor que me inspiraste».
Chumbi Yaya le contestó de rodillas:
«Grande eres y para ti no hay imposibles. Venciérasme con tu nobleza a no tener yo el alma de otro dueño. Nada debo pedirte, quien dones recibe, obligado queda; pero si te satisface la gratitud de mi pueblo, ruego que des agua a esta comarca. Siembra beneficios y tendrás cosechas de bendiciones…«. Así cautivó con sus palabras al noble soberano, quien propuso esperar diez días para ver realizado el sueño de la comunidad.
Luego, el monarca subió al anda de oro, que llevaba en hombros los nobles del reino y continuó de viaje triunfal.
Cuarenta mil hombres del ejército Inca durante diez días abrieron el cauce que lleva del Molino y del Trapiche, y termina en Tate, heredado de la doncella que deslumbró al monarca.
Según la tradición, este es el origen de la Achirana que significa «lo que corre limpiamente hacia lo que es hermoso