La reciente historia del zorro andino Run Run, que captó la atención de gran parte de la población, puede convertirse en una gran oportunidad para conocer más sobre lo que significa ser un animal silvestre y por qué no deberían estar fuera de su hábitat natural, como es el caso de los loros, que tampoco deberían vivir en jaulas o viviendas, como muchos acostumbran.
La directora de Fauna Silvestre de Serfor, Jessica Gálvez-Durand, explica que se denomina animal silvestre a aquel que tiene millones de años de evolución y la mano del ser humano no ha intervenido para nada en su desarrollo como especie.
También es un animal silvestre el que forma parte de un ecosistema (andino, costero o amazónico) y cumple la misión de preservarlo, “limpiarlo” de otros animales, para evitar una sobre población que lo amenace.
En el caso de los zorros andinos como Run Run ( Lycalopex culpaeus), ellos se encargan de realizar el control biológico del ecosistema al que pertenece debido a que se alimentan de roedores, aves y lagartijas. Mientras que los loros y guacamayos cumplen la tarea de dispersar las semillas que van encontrando para su alimentación, acota.
“Las semillas se adhieren a sus plumas y pico, las esparcen en cada vuelo o cuando pasan por su tracto digestivo, de esta manera mantienen la biodiversidad en la naturaleza y la regeneración de vegetales y plantas”, comenta Gálvez-Durand, a la agencia Andina.
La especialista sostiene que la condición de silvestre es inherente al animal, es natural, como el zorro.
El perro, en cambio, se ha convertido en una especie domesticada hace miles de años por el ser humano y hoy está a su servicio, acompañándonlo, cuidándolo, ayudándolo en la detección de algunas enfermedades o evitando el tráfico de drogas. «Las vacas, ovejas, inclusive los caballos, también han sido domesticados”, señala.
F/ANDINA