El gobernador regional de Ica Javier Gallegos Barrientos, tras un mes de recuperarse de la enfermedad viral COVID-19, hoy cuenta el desgarrador episodio tras haber pasado por UCI donde confesó que luchó para poder estar con vida y volver con su familia.
«UN MES DESPUÉS, SIN ODIOS NI RENCORES, ( COVID 19)» titula el post de Gallegos Barrientos, contando detalles y dando gracias a quienes se preocuparon por su salud.
«Hoy cumplo un mes de alta y recuerdo momentos muy difíciles de mi vida y quiero compartirlo con Ustedes.
Días antes de septiembre me dio fiebre y dolor de cabeza y un primero de septiembre resulté positivo. Al principio no le tuve miedo y pensé que iba ser leve, pero pasado el día 2 me tomaron placas al pulmón y ya aparecía afectado una cuarta parte de un pulmón con este maldito Virus.
Cuando me sacaron las muestras, sobre todo el AGA había descendido y al tercer día este virus ya estaba comprometiendo los demás órganos.
Por recomendación de los médicos tenía que internarme, pero me resistía a abandonar mi casa, mi familia. Tuve pánico y al final decidí internarme. Me quedé sin celular y me prohibieron todo tipo de comunicación.
Desde luego, reclamé al médico y me dijo: señor Javier, recuerde que usted es un paciente y debe saber qué significa ser paciente. Déjenos hacer nuestro trabajo y ponga de su parte, déjanos ayudarte.
Luego llegué al UCIN, por 04 días, donde estuve con oxígeno y medicamentos. Al otro día me dijeron que ya no saturaba bien y me tenían que llevar al área UCI, para que me entuben. Di un grito y le dije que no quería y que llamen a mi familia.
El médico llamó a mi esposa y me la pasó. Le dije que no quería ir al área UCI, pero mi esposa me dijo que tenía que hacer caso al médico porque ellos son los profesionales. Me llevaron al área UCI y trajeron todo para entubarme y yo, en ese instante, puse de mi parte para que hagan su trabajo.
Cuando me estaban preparando para entubarme, el Dr. Gimenez me empezó a auscultar con el dedo la piel y me dijo: tiene Ud. mucho líquido y me supo expresar. Te voy a sacar el líquido.
Y yo contesté: Dr. córtame aquí y le señalé mi estómago y me puso Sondas.
Pasaron cinco minutos y el Dr. dijo a los demás médicos: está volviendo a saturar, ¡esperen un momento todavía, no le entuben! Y se fueron de la sala.
Yo me desvanecía y luchaba por no dormir y me ladeaba de la cama porque estaba sentado. Y muy claro recuerdo, sentía una mano que me tomaba de los dos hombros y me volvía a mi sitio. Sentado, parecía decirme.
Al inicio pensé que era el doctor y luego, otra vez, me ladeo y ocurrió lo mismo. Entonces, volteó a ver para agradecer al Dr. y no había nadie. Luego ocurrió otra vez lo mismo y me sobo los ojos y miro bien. No había nadie.
En ese momento, me sentí protegido por los ángeles, por Dios, y pensé en mi esposa, mi familia y mi pueblo. Y sentí que todos oraban por mi salud y empecé a poner más de mi parte hasta casi media hora que volvieron los doctores y me dijeron: ya estás saturando, ya no te vamos a entubar.
Lo primero que hice es dar gracias a Dios y a mis padres que están en el cielo, a los médicos también a los directores que estaban pendiente, luego le pedí que llamen a mi esposa. Ella, al oírme se puso a llorar y me dijo que le estaba rezando a Dios y a mi mamita. Me ha escuchado, me dice y me puse a llorar.
Luego la historia ya es conocida hasta que salí de alta. Hoy tengo el corazón y la mente positiva, no llevo odio ni rencor para con nadie.
Agradezco a Dios, a todos los directores que siempre estuvieron presente en esta lucha y a todos los amigos y amigas que oraron por mi salud, en especial a mi esposa y a mi madre que es mi Ángel de la Guarda. Seguiré luchando por mi región con alma corazón y vida. Gracias a todos, los amo.» Concluyó el gobernador regional.